Escribo, luego existo


martes, 25 de enero de 2011

El cine de terror de hoy - Saw VI




Como perteneciente a la llamada Generación Y en sus primeras horneadas, soy un individuo que ha crecido con iconos del cine de terror que aun hoy en día, siguen manteniendose vivos pese a que su estado de salud se ha visto bastante deteriorado por guiones y realizaciones lamentables, por un desmesurado afán de reavivar llamas apagadas, conquistar nuevas generaciones y exprimir historias a las que no le queda letra.
Hablo de iconos como Freddy Krueger, Candyman, Jason o incluso Chucky. Cine que dentro de su comercialidad, intentaban aportar una historia de terror original en su momento y ante las cuales no podemos negar que pasamos buenos momentos echando una mirada melancólica.


Aparte de los iconos de corte palomitero,  es incuestionable que en los 70 (cuando yo aun no era ni un proyecto de vida) y en los 80, aparecieron obras maestras del género como  El exorcista (William Friedkin, 1973) o El resplandor (Stanley Kubrik, 1980).
Hoy, como todo,  el film de terror a evolucionado, debe buscar nuevos lenguajes que rompan, por ejemplo, con la previsibilidad y en cierto modo ha sido positiva esta evolución con obras rompedoras (aunque de cuestionable calidad) como El proyecto de la bruja de Blair, Cube o el descubrimiento global del cine de terror japonés, cuyas historias han servido para alimentar la mente de los guionistas de Hollywood.
Sea como sea, en un contexto como este se ha abierto paso una figura en los últimos años, Jigsaw.
Con 6 entregas en su haber, Saw se ha convertido en un fenómeno mundialmente conocido cuyas entregas regulares han resultado cuanto menos, rentables en taquilla.
Me centro en la sexta parte:
La sexta parte de Saw ha sido estrenada hace poco en las pantallas españolas después de un año a la espera, año en el que se la calificó X con su consiguiente censura, hecho que provocó no poco malestar entre sus seguidores, hecho que no hizo mas que alimentar el ansia de ser devorada por los curiosos y que yo no alcanzo a comprender porque hay violencia, sí, gratuita además, pero más violencia siento cuando enciendo la televisión y aparece el séquito de ambiguos presentadores de Telecinco.
El argumento es un claro precedente de las anteriores y pretende cerrar el círculo que se abrió con la primera entrega (o eso nos hacen creer, permítanme que no me crea nada).
De este modo, el singular protagonista, sádico y con una clara disfunción cerebral, sigue matando de mil maneras totalmente originales a sus víctimas post-mortem.
Para tranquilidad del fan, no salimos del esquema que se mantiene en toda la saga, es decir, gente que cae en su juego, que luchará por sobrevivir haciendo lo impensable y que igual lo consigue con un poco de mucha suerte y un estómago duro. Finalmente, cuando como espectador dejes de  entender que está pasando realmente, un montaje explicativo rápido con continuos flashbacks en los últimos minutos resuelve lo que no pueden resolver de una manera narrativamente elegante.
La cuestión es que nos encontramos ante una película ante la cual el calificativo de mediocre resulta un halago y cuyo máximo interés esta en las máquinas dignas del más listo de la clase de la última promoción de Ingeniería Industrial japonés.
Salvando esto, encontramos lo ideal para una película de terror mediocre. Unos protagonistas sin carisma, planos que no nos van a dar ninguna pena si no escapan, un guión que se intenta justificar enredando más el argumento, violencia degenerada y gratuita digna de películas de serie B malas pero con sangre que parece de verdad y un director sin talento que tiene facturas que pagar.
Saw es lo que todos sabemos, una franquicia que alimenta el desprestigio del cine de terror (que desentierra para enterrar más hondo) y una buena excusa para (valga el tópico) acercarte más a tu ligue en el sofá.

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